El presidente de la energética compartió con un centenar de directivos su visión sobre la transformación que está atravesando el sector, cuyo principal objetivo no es otro que la “descarbonización” o energía sin emisión de CO2. Este ojetivo de reducción del CO2 y demás emisiones contaminantes, “no puede desvincularse de factores como el coste, la competitvidad y la seguridad de suministro”, apuntó Llardén, que se mostró muy realista a la hora de definir las dificultades y retos a los que se enfrenta el sector para llevar a cabo sus objetivos.
“La emisión de CO2 está ligada mayoritariamente a sectores como la energía eléctrica, el trasporte y la industria – ha comentado Llardén- y, por ejemplo, en el caso de la aviación, no se ha conseguido aún un combustible que reduzca la emisión de CO2”. Además, en algunos países, añadió, “es difícil dejar de usar carbón, que es económico, se transporta fácilmente y se encuentra prácticamente en todos los países”.
En cuanto a las posibles soluciones, Llardén dijo que “el gas natural va a jugar en los próximos 20-30 años un papel complementario fundamental en este proceso de descarbonización, por su flexibilidad, competitividad y por sus bajas emisiones”.
El presidente de Enagás también se refirió a nuevas fórmulas como las “renovables no eléctricas” como solución de futuro, con la utilización de biometano o hidrógeno de origen renovable, este último con claras ventajas por la posibilidad de almacenamiento.
Durante el turno de preguntas, moderado por Socorro Fernández, Llardén respondió a las preguntas de los directivos asistentes y los periodistas sobre la red de interconexión con Europa o las nuevas alternativas energéticas de la compañía, entre otras cuestiones.
La presentación del acto fue a cargo de José María Jordá, adjunto al presidente y secretario de la Fundación CEDE.