La Inteligencia Artificial (IA) emula el comportamiento humano, incluso en la capacidad de aprender y resolver tareas completas. Así se remarca en el inicio de este artículo recomendado. El gran reto de la IA está en saber gestionar su uso. Es importante una regulación para evitar que todo lo positivo de la IA queden ensombrecidos, como dice la autora del texto, por sus malos usos. Así, desde la Unión Europea se está trabajando para un Reglamento sobre la IA.
Esa normativa quiere distinguir cómo se aplica la IA según el riesgo que pueda tener sobre derechos fundamentales. Habrá un riesgo inadmisible, el primero, en cuanto se activen aplicaciones que vulneren esos derechos. Un segundo nivel de riesgo será el riesgo alto, en aplicaciones como el reconocimiento facial. El tercer riesgo será el limitado, en ámbitos como los asistentes de voz, para que cumplan temas de transparencia. Finalmente habrá un riesgo bajo en temas como recomendaciones a partir de datos acumulados. Además de esta temática, el artículo recomendado explora las oportunidades que puede brindar la IA bajo ese contexto normativo.
