El uso de la inteligencia artificial es una realidad incipiente en los bancos europeos. Sin embargo, su uso en el análisis de riesgos crediticios está sujeto a una regulación particularmente restrictiva.
La inteligencia artificial (IA) puede ser de mucha utilidad en la gestión del riesgo de crédito que asumen las entidades bancarias en su actividad de intermediación financiera. Al mismo tiempo, su uso plantea desafíos regulatorios ligados, especialmente, a las normas de protección de datos personales. Veamos cómo interactúan esas dos realidades y qué nos puede deparar el futuro.