Andy Stalman discute el papel crucial de las emociones humanas en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología. A pesar del avance tecnológico, las máquinas no pueden replicar completamente las complejas interacciones emocionales que definen nuestras relaciones personales y profesionales.
En el artículo se destacan ejemplos en campos como la atención médica y la educación, donde la empatía y la conexión humana son insustituibles. Se subraya la importancia de encontrar un equilibrio entre la tecnología y las emociones humanas para lograr una sociedad más equitativa y satisfactoria.