La pandemia nos ha proporcionado tres aprendizajes clave. El primero es que estamos plenamente inmersos en una era de crisis sobrepuestas y sin precedentes, de alto potencial disruptivo y de carácter sistémico; el segundo es la fragilidad de nuestra forma de vida –todos somos vulnerables a estas crisis y ningún agente social está capacitado para resolverlo ni puede abordarlo de modo individual–; el tercero es que debemos de darle la importancia que merecen a la ciencia y a los datos a fin de tomar decisiones de futuro teniendo en consideración las predicciones de los científicos.
Las organizaciones que actúen de espaldas a esta nueva realidad y que no incorporen en su liderazgo esta visión colaborativa, sistémica y de generación de impacto positivo, simplemente no tendrán futuro.