Cuando hablamos de los ingredientes básicos para ser un buen líder, suelen venirnos a la cabeza conceptos como visión estratégica y de negocio, determinación, humildad, credibilidad, empatía, resiliencia, energía…
Es raro que prioricemos el sentido del humor en esta breve lista de habilidades. Sin embargo, cada vez es más evidente su importancia en el mundo profesional.