El Sudeste asiático ha dejado atrás la crisis de 1998 y se está posicionando como una de las regiones económicas más dinámicas del mundo gracias a factores estructurales favorables y, aún más importante, un marco económico e institucional que ha conseguido sacar de la pobreza a millones de personas. Este nuevo milagro económico supone una lección clave para los gobernantes y representa una oportunidad de negocio atractiva para las empresas españolas.