Las empresas y organizaciones se ubican ante un escenario previsible para este 2023. Algunos lo consideran un año en el que se para todo lo que se había previsto a inicios del anterior. Un parón que puede iniciar una nueva senda o seguir con lo que se esperaba.
A nivel geopolítico, como económico, la invasión rusa de Ucrania es lo que ha modificado el escenario. La Unión Europea se mantiene en su objetivo de disponer de autonomía estratégica y reducir la dependencia energética de Rusia. Debe posicionarse ante los dos nuevos bloques que representan China y los Estados Unidos.
Como indica el análisis realizado en El Orden Mundial, la rivalidad de China con los Estados Unidos (EE.UU.) se centrará en la batalla por el control tecnológico, pero también en el papel sobre la política exterior. La evolución de las decisiones en EE.UU. también dependerán de la enorme polarización entre los republicanos y los demócratas, con la llama encendida de la extrema derecha. En este sentido, y desde el punto de mira de España, también en América Latina esa polarización entre izquierda y derecha puede incidir en las relaciones comerciales con el territorio.
Todo ello se enmarca en un entorno económico de ralentización que se irá ajustando a la crisis energética consecuencia de la invasión de Ucrania. Como se indica desde Caixabank Research, la crisis energética más importante de las últimas décadas en Europa que ha generado ha «disparado el precio del gas natural, acrecentado el clima de incertidumbre y ha propiciado un ciclo de subidas agresivas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo para hacer frente al repunte de la inflación».
Ante esa realidad, en España se prevé una reducción del crecimiento previsto del PIB. Ahora se considera que se aumentará un 1%. Además, la inflación puede llegar a cotas del 5%. Ello y el aumento de tipos para contener esa inflación hará que se constriña el consumo privado. Con el impulso que había y el apoyo de los fondos europeos se podría haber llegado a un aumento del 4%.
Esa realidad económica no elimina el crecimiento paralelo del desarrollo tecnológico. La tecnología seguirá avanzando. De hecho, hay algunos temas que destacarán en esa proyección. Desde Telefónica, en su blog de análisis, se indica que se trabajará para potenciar la conectividad ubicua y el gran ancho de banda.
También crecerán las innovaciones en la red y los modelos de negocio vinculados. 2023 será el año de la Internet Inmersiva, la tercera generación después de la Internet Web y la Internet Móvil. En un mundo cada vez más digital, también, los temas alrededor de la ciberseguridad serán clave.
Otra tendencia en tecnología será la necesidad de actualizar las políticas de competencia ante las nuevas fusiones en los sectores de telecomunicación y tecnología. Se recuerda que la nueva Ley de Mercados Digitales de la Unión Europea garantizará unos mercados digitales justos y una competencia equitativa.
Y, ¿el talento? Las empresas deberán vincularse con sus trabajadores desde una visión sostenible que mejore los resultados. Como se afirma en el informe de Deloitte de tendencias sobre Capital Humano Global 2023, se quiere hacer «que el trabajo sea mejor para los seres humanos y que los seres humanos sean mejores en el trabajo».
El mismo informe destaca dos tendencias que deben consolidarse. La primera es disponer de retos que sean flexibles y que piensen en cada decisión como un experimento que acelere el impacto de la organización en la sociedad. La segunda es la constante co-creación entre los trabajadores y las organizaciones.
Finalmente, el gran reto para este 2023 es positivizarlo al máximo para poder avanzar ante la incertidumbre.