Longevidad, tecnología en una empresa sostenible e inclusiva son grandes retos para los directivos.
El avance de la automatización y las tecnologías emergentes están modificando radicalmente las tareas y competencias requeridas en las empresas. A su vez, la creciente longevidad plantea el actuar ante carreras profesionales más largas, con múltiples etapas de reinvención.
Para los directivos, la clave está en encontrar el equilibrio entre el talento humano y la tecnología, apostando por estrategias que garanticen tanto el ser competitivos como la sostenibilidad.
En su informe «Tech Trends 2023», Deloitte ya destacaba la creciente importancia de las habilidades digitales en las empresas. El informe indica que, en lugar de competir por un talento tecnológico limitado, quien se diferencia es aquél que trabaja para cultivar y potenciar ese talento.
A esto se suma el aumento de la esperanza de vida. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2050 se habrá duplicado el número de persones de más de 60 años, 2.000 millones para ser exactos. Muchas de ellas con voluntad y capacidad de seguir contribuyendo activamente en el mercado laboral.
Ese ‘cocktail’ permite la oportunidad de aprovechar la experiencia de esos trabajadores, y también un desafío para rediseñar puestos y sistemas de formación.
Para abordar esos desafíos primero es fundamental implementar políticas de actualización y mejora de competencias. Ello debe ser accesible para todas las generaciones. Invertir en formación continua no solo permite estar mejor preparados para los retos tecnológicos, sino que también refuerzan la cohesión intergeneracional en los equipos.
En segundo lugar, esa cohesión tiene sentido si se potencia la inclusividad. La longevidad de parte de la plantilla es un activo que debe ir más allá de los estereotipos preestablecidos. Promover la diversidad generacional, y aprovechar el intercambio de capacidades entre generaciones puede ser una ventaja competitiva.
Finalmente, es crucial rediseñar los modelos laborales para adaptarse a las nuevas realidades. Esto incluye la creación de roles flexibles en base a la especialización de capacidades. También implica beneficios personalizados que se ajusten a las necesidades de una fuerza laboral cada vez más diversa.
El contexto actual exige que las empresas dejen de ver la automatización y la longevidad como algo separado y comiencen a abordarlos de manera integrada. Es más, el liderazgo en este nuevo panorama consiste en crear ecosistemas donde las personas, sin importar su edad, encuentren oportunidades para desarrollarse plenamente.