La captación y la retención del talento depende mucho de la cultura de la organización. Cada vez es más noticiable y valoradas esas informaciones en las que se indican las empresas en las que la gente está más a gusto para trabajar. Invertir en hacer evolucionar en positivo esa cultura es una tarea necesaria.
En una vista panorámica, las organizaciones tienen tres ejes básicos visibles: el modelo de gestión, el ecosistema interno/externo de relaciones y la cultura. Esos tres ejes están interrelacionados. Se retroalimentan entre ellos.
Uno de los problemas es que la cultura es algo menos tangible, por lo que muchas veces se ubica al final de la cola. Cuando se despiertan las críticas internas en los equipos es cuando se visualiza la importancia de esa cultura.
Aquí es cuando se debe tomar la definición y el plan de evolución de la cultura como un plan integrado ‘per se’ en la empresa. La mayoría de la gente que se va de una organización es por la falta de encaje con la cultura. Cabe trabajar en esa cultura para que las personas se sientan bien y realizadas en el trabajo.
De ese modo, el primer paso es moldear y ejecutar para disponer del entorno necesario, tanto físico como no-físico. En el físico está el puesto de trabajo y todo aquello vinculado -comodidades, facilidades de interconexión y de concentración, servicios,… En lo no-fisico hablamos ya de todo aquello que conecta con los otros dos ejes de la organización: el modelo de gestión y el ecosistema interno/externo.
La ejecución ya debe perseguir, entonces una serie de aspectos a ejecutar en base a valores fundamentales para hacer evolucionar la cultura de la empresa. Cabe definir un plan de actuación factible, e implicar a los equipos en su elaboración.
En la ejecución del plan de actuación dicha implicación debe seguir existiendo. La evolución de la cultura supone que todos están en la creación y en el seguimiento, con feedback necesario para mejoras.
Las mejoras deben permitir que el equipo tenga oportunidades de forma individual y de forma coordinada y colaborativa. Que puedan avanzar en su carrera, con el apoyo del bienestar en la propia organización.
En el momento en que una organización facilita una cultura evolucionada, no basada en cambios bruscos sino adaptada, el talento se queda y viene a la misma. Y con ello, el beneficio es para todos, para las personas y para la organización.
