Ejes para una empresa con consciencia sostenible

viernes 7 de junio del 2024
En un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad, las empresas deben asumir la responsabilidad de reducir su impacto ambiental. Ello revierte también en beneficios para la empresa. Cabe una estrategia desde distintos ejes para que se active.


Desde una política ambiental clara hasta la promoción de la innovación sostenible. Esos son dos de los distintos ejes que los equipos directivos deben activar para construir una empresa con consciencia sostenible.

El punto de partida es siempre el objetivo medioambiental. Una empresa con compromiso en la sostenibilidad desde todos los ámbitos puede concretar objetivos medioambientales. A partir de aquí, cabe marcar su política medioambiental. Ello es una hoja de ruta con acciones concretas en toda la cadena de valor.

Las acciones directas pasan por implementar prácticas de mejora de eficiencia energética y de gestión de residuos. La eficiencia energética, para la reducción de emisiones de CO2, puede ir dirigida tanto en dispositivos de ahorro en el consumo –tipo de iluminación, optimización de la climatización,…- como en acciones más de diseño –plantas o edificios eficientes, promoción del uso de energías renovables.

En cuanto a la gestión de residuos, ello implica en promover la reducción, reutilización y reciclaje de materiales siempre que sea posible. Ante la exponencialidad de la digitalización, hay una parte positivo y otra preventiva a tener en cuenta. Positivamente, se puede potenciar el menor uso del papel y de la impresión con el uso de dispositivos digitales para las comunicaciones. Preventivamente, debe haber una fuerte política de reciclaje coherente y respetuoso de residuos electrónicos –baterías, dispositivos

A nivel de acciones directas hay una parte interesante a tener en cuenta en lo que se refiere a la provisión. Adoptar prácticas de compras sostenibles desde origen es una práctica cada vez más extendida. Ello implica la selección de proveedores que compartan el compromiso con el medio ambiente, la compra de productos reciclados o sostenibles y la evaluación del ciclo de vida de los productos para minimizar el impacto ambiental.

Si nos fijamos en elementos más de concienciación, o acciones indirectas, el primero de ellos es el de capacitar a los empleados en sostenibilidad. Cabe empezar por un relato coherente con la sostenibilidad desde la empresa. A partir de aquí, activar un programa de contextualización sobre la sostenibilidad acompañado de ejemplos de acciones directas, como las que hemos indicado anteriormente. Estos programas pueden incluir incentivos para que los empleados adopten prácticas verdes tanto en el trabajo como en su vida diaria.

Aquí entra el fomento de la movilidad sostenible. Facilitar el transporte público, el uso de la bicicleta, o fomentar prácticas de carsharing pueden ser uno de ellos. Aquí también entraría la promoción del trabajo híbrido –presencial o teletrabajo- como algo que ayuda a potenciar la sostenibilidad ante menores desplazamientos.

La empresa también debe fomentar la innovación sostenible. El diseño de productos o servicios con poco impacto ambiental debe ir acompañado de la inversión en tecnologías limpias.

Toda esa estrategia, con más posibles integraciones, debe estar medida con indicadores clave de aplicación: desde la reducción de emisiones, la disminución de residuos, o la percepción interna, de proveedores y de consumidor final sobre cuanto de sostenible se considera la empresa.

El contexto actual supone que la sostenibilidad en la empresa sea casi un imperativo. La inversión llevada a cabo tiene un retorno enorme para la sociedad y para la propia organización.