El éxito en nuevos cargos

jueves 21 de diciembre del 2023
El inicio en un nuevo cargo directivo debe estar acompañado de puntos determinantes para el éxito. Cabe afrontar que hay un nuevo equipo para el que llega, que a su vez es un equipo consolidado para los que están. Nueva organización y, puede ser, nuevo sector.


Existe una estrategia en ámbitos importantes para el éxito de quien asume un nuevo cargo directivo. Desde el entorno hasta el equipo son algunos de esos aspectos clave a considerar. El éxito vendrá en un tiempo. Antes cabe haber trabajado esos aspectos.

Lo más importante es mantener lo que funciona y analizar lo mejorable para modificarlo en el momento oportuno. Por lo tanto, se puede definir de inicio una estrategia, pero siendo esa una hipótesis a validar. Para ello cabe, primero, entender la cultura de la propia organización. Es necesario saber los valores y cómo se desarrollan los procesos y la forma de trabajo en la empresa. De esta manera puede uno alinearse con la estrategia y las formas de trabajo.

Otro paso de validación es el trabajar el ecosistema interno, tanto del equipo que se dirigirá como de la organización. Aquí cabe hacerse una fotografía de lo tangible y, lo intangible de las personas con las que se trabajará, mediante entrevistas y observación. Es importante no hacer prejuicios.

De la transparencia se pueden sacar conclusiones importantes de las personas para crear las conexiones necesarias al inicio. A medida que avance el tiempo, de esas conexiones se generarán nuevas, y algunas de las iniciales desaparecerán.

Con el contexto de la organización y de las personas conocido, es el momento de volver a repasar la estrategia y redefinir los objetivos que debe conseguir el equipo para la organización. Esos deben contrastarse con el mismo equipo, refinarlos con ellos y, después, validarlos con la gerencia.

De esa forma se hace partícipe desde un primer momento a las personas con las que se contará. Es posible que también aquí se haya detectado quien se subirá al carro de la nueva dirección y quien no. Es el momento de poder convencer a las personas que no están alineadas y, si no es posible, reubicarlas. También de incorporar a nuevas que sí que lo estén.

A partir de aquí, se aplican ya los elementos clásicos de la gestión de equipos, adaptados a los nuevos tiempos de trabajo flexible e híbrido: delegar objetivos, guiar al equipo para conseguirlos, comunicarse e interactuar regularmente, hacer una comunicación trasparente y gestionar los conflictos con aras de solventarlos con rapidez. A su vez, cabe definir unos objetivos personales de cada miembro del equipo, con unas métricas de evaluación de los mismos, además de la consecución de los resultados de los objetivos generales delegados.

Finalmente, hay un elemento de inteligencia emocional que facilita mucho los aspectos definidos hasta ahora: la empatía hacia las personas facilita el entrar con buen pie en un equipo nuevo. Si esta parte falla de inicio, es complejo recuperar la confianza.