Liderar con empatía no es una opción, es una necesidad estratégica.
El liderazgo empático se basa en comprender y compartir los sentimientos y perspectivas de los miembros del equipo para, luego, actuar de manera que se fomente la confianza y la motivación. Este estilo va más allá de la simple amabilidad del líder: supone conectar con las personas, entender sus necesidades y alinearlas con los objetivos de la organización.
En un contexto donde la retención del talento y la salud mental de los empleados son cada vez más importantes, este enfoque puede marcar una gran diferencia. Según un estudio de Harvard Business Review, los equipos liderados empáticamente son un 21% más productivos y presentan un 25% menos de rotación de personal que aquellos gestionados de forma más distante o autoritaria.
Adoptar el liderazgo empático requiere transformaciones profundas en las interacciones con los equipos. En primer lugar, escuchar de forma activa es fundamental, prestando atención real a las inquietudes y sugerencias del equipo. En segundo lugar, cabe comunicar de manera transparente, explicando las decisiones con claridad, incluso en situaciones difíciles.
Otro aspecto importante es la gestión emocional. Un ejemplo es mostrar autocontrol y equilibrio emocional, especialmente en momentos de presión. Esto no solo mejora el ambiente laboral, sino que también promueve un entorno donde los empleados se sienten valorados y respetados.
A partir de ese contexto, el liderazgo empático genera beneficios claros para los equipos. Fomenta un compromiso mayor, ya que los empleados trabajan con mayor motivación. Mejora la comunicación interna, facilitando el intercambio de ideas e impulsando la innovación. Además, reduce el estrés laboral, lo que crea un entorno más saludable y disminuye los conflictos. Esto, a su vez, contribuye a una mayor retención del talento.
La forma en que se aplica este enfoque varía según el tipo de empresa. En grandes corporaciones, el liderazgo empático implica crear canales de comunicación efectivos y fortalecer la cercanía mediante la delegación de responsabilidades. En las pymes, los líderes tienen una relación más directa con los empleados, lo que facilita un trato más personalizado y flexible. Por su parte, en startups, donde predominan la velocidad y la incertidumbre, la empatía se convierte en un diferenciador clave, ayudando a construir equipos adaptativos y a retener talento en un mercado altamente competitivo.
La relevancia del liderazgo se destacó en el XXIII Congreso de Directivos CEDE, celebrado el 28 de noviembre de 2024 en A Coruña, bajo el lema «Liderazgo en tiempos de Inteligencia Artificial». El enfoque ético y empático destacado en el Congreso es esencial para desarrollarse en un entorno empresarial cada vez más digitalizado.
Para los directivos y directivas, liderar con empatía no solo es una ventaja competitiva, sino también una necesidad para afrontar los desafíos de un entorno cambiante. En este escenario, los líderes empáticos jugarán un papel crucial en la creación de empresas más humanas, productivas y resilientes.