El tema de la reputaci贸n directiva se ha tratado ya en la Fundaci贸n CEDE mediante un complet铆simo Cuaderno con distintas aproximaciones. En 茅l se habla de la importancia de la reputaci贸n del directivo para las organizaciones, as铆 como su impacto en la generaci贸n de confianza, o como ventaja competitiva y su importancia para el propio directivo.
Es bueno aprovechar este espacio para integrar perspectivas sobre la evoluci贸n de la reputaci贸n y su gesti贸n desde su publicaci贸n. Las direcciones generales deben gestionar su reputaci贸n porque los l铆deres est谩n escrutados de manera constante. El riesgo para la empresa es alto si la reputaci贸n cae.
Por lo tanto, un primer paso es disponer de un relato controlado, coherente y constante. Ello empieza por tener una clara visi贸n de la empresa. De all铆, cabe ser inspirador, honesto y 茅tico, y activar una buena comunicaci贸n interna. Aqu铆 cabe preocuparse por el bienestar de los empleados y de la cultura de la empresa. Tambi茅n es necesario tener un enfoque a cliente, e incidir positivamente en la comunicaci贸n externa y las relaciones p煤blicas.
De aqu铆 se debe activar todo el resorte necesario para generar comunidad interna y externa. Internamente, la proximidad con el equipo desde una perspectiva de mentorizaci贸n ayuda a mantener intactos los roles y las funciones en la empresa. Externamente, integrar a los clientes en las actividades de la empresa ayuda a que la conozcan, la eval煤en positivamente y la promuevan.
Lo cierto es que ante una persona dirigente deshonesta, que no asume responsabilidades, excesivamente controlador e incoherente, la empresa sufre. Internamente, complica la atracci贸n y retenci贸n de los empleados. Dificulta el desarrollo de los procesos y, por ende, la generaci贸n de una oferta ganadora. Sin olvidarnos de la percepci贸n p煤blica negativa.
Un 谩mbito altamente importante hoy es el canal online para potenciar la reputaci贸n. Algunos directivos no son nativos digitales. Este gap debe ser cubierto perfectamente por el departamento de RRHH junto con el de Comunicaci贸n. Si el directivo es capaz de gestionar por s铆 mismo las redes, igualmente debe basarse en una estrategia pre-definida.
La realidad es que el mismo p煤blico, en la era digital, es quien puede participar m谩s en la evaluaci贸n de la imagen y la reputaci贸n directiva. Puede no haber filtros entre lo que dice la opini贸n publicada y lo que considera el usuario final. Un mensaje mal expresado en una red social por un directivo, puede viralizarse en minutos y desmontar la estrategia de reputaci贸n dise帽ada.
Por lo tanto, desde que uno empieza en una direcci贸n, todo mensaje en cualquier canal digital personal debe pensar en modo empresa. Este es uno de los precios a pagar. Pero compensa al poder generar una imagen de marca propia que refuerza tanto a la persona como a la empresa.
La gesti贸n reputacional tiene, entonces, un planteamiento hol铆stico en el que lo digital entra cada vez con m谩s fuerza. Aqu铆 radicar谩 el 茅xito del trabajo realizado para dicha gesti贸n.