Tomar decisiones estratégicas sin apoyarse en los datos no solo es arriesgado, sino que limita la capacidad de respuesta de la empresa.
Utilizar datos permite analizar comportamientos, prever tendencias y personalizar acciones para adaptarse mejor al entorno. En este contexto, es fundamental comprender qué departamentos dentro de la organización pueden beneficiarse del uso de la información y cómo deben abordarse los datos. Es especialmente interesante observar cómo ahora se pueden captar datos no estructurados, ante nuevas plataformas que permitan aprovechar todo su potencial.
Cabe considerar que la gestión empresarial basada en datos debe estar presente en todos los niveles y áreas de la organización. Así, en departamentos como marketing y ventas, los datos permiten conocer mejor a los clientes, sus preferencias y comportamientos, lo que facilita la creación de campañas más efectivas y orientadas a resultados. Los departamentos de atención al cliente pueden ofrecer un servicio más personalizado y eficiente, anticipándose a las necesidades del consumidor.
Finanzas, por su parte, puede optimizar la previsión de ingresos y la gestión de riesgos, para mejorar la rentabilidad. Recursos Humanos tiene grandes oportunidades para mejorar tanto la selección de personal como la retención de talento.
El área de operaciones también se beneficia enormemente de la gestión basada en datos. Analizar el rendimiento de la cadena de suministro o identificar obstáculos permite optimizar procesos, reducir costes y mejorar los tiempos de entrega.
La metodología para utilizar datos en la toma de decisiones se activa de forma rigurosa. Es necesario no solo recopilar la información adecuada, sino también contar con herramientas que permitan su análisis de manera eficaz. Metodologías como el Business Intelligence (BI) o el análisis predictivo permiten convertir datos en ‘insights’ que faciliten la ejecución para estrategias empresariales.
El Big Data y las técnicas avanzadas de machine learning con Inteligencia Artificial (IA) son otras tecnologías clave que permiten a las organizaciones procesar y analizar grandes volúmenes de información en tiempo real. La IA generativa para concretar estrategias es otro apartado que merece un artículo aparte y, aquí sí, con un enorme potencial que crecerá exponencialmente.
Una cuestión que cada vez toma mayor relevancia es el uso de datos no estructurados, los que provienen de fuentes que implican conversación en la red –mensajes, redes sociales, reseñas de productos, … Son más complejos de procesar, pero también contienen información valiosa que las empresas pueden utilizar para entender mejor a sus clientes y su entorno.
La captación de datos no estructurados ya no es una cuestión de futuro, sino una necesidad del presente. Las empresas que logran aprovechar estos datos tienen una ventaja competitiva significativa. Pero para hacerlo de manera efectiva, deben superar varios retos, como la integración de estos datos en sus sistemas actuales o la garantía de su seguridad y privacidad. El cumplimiento de normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) es esencial para evitar sanciones y mantener la confianza del cliente.
En todo este contexto, la medición y evaluación constante de los resultados de las decisiones basadas en datos es fundamental. Establecer indicadores de rendimiento claros permite ajustar las estrategias en función de los resultados obtenidos y asegurarse de que la empresa sigue en la dirección correcta.
La gestión empresarial basada en datos es una herramienta poderosa que debe estar en el centro de la estrategia de cualquier empresa que aspire a ser competitiva en el mercado. Los directivos deben liderar este cambio, fomentar una cultura del dato y apostar por la innovación tecnológica.