La gestión y el consumo con los avances tecnológicos

miércoles 7 de junio del 2023
Los avances tecnológicos han implicado variar los modelos de gestión y la forma de consumir. ¿En qué medida se deben adaptar las direcciones y cómo los consumidores actúan ante los grandes cambios?


Navegar y bien ante los cambios que ofrece la tecnología es una necesidad obligada. Para navegar hace falta una buena guía. Las direcciones tienen una oportunidad para saber moverse en ese entorno y saber gestionar los procesos y la demanda del nuevo consumidor.

El primer paso es el de adoptar lo que la transformación digital marca. Hay un potencial enorme y un impacto inimaginable de las tecnologías en la organización. Adoptarlo obliga a conocerlo para conducirlo hacia el éxito. La formación continuada es clave. La dirección debe saber qué es lo que manda en estos momentos en cuanto a transformación digital se refiere. Tiene que ver, también, con esa mentalidad exponencial de que hablábamos en un anterior artículo de opinión.

El siguiente paso es rodearse de personas expertas en lo que se quiere potenciar y guiarlas hacia los objetivos más óptimos para la organización. Fomentar esa cultura de la especialización compartida es una forma de hacer partícipe a todo el talento de la empresa.

De hecho, ese expertise debe implicar diversidad. Es decir, la gestión en un entorno cambiante como el actual implica diversidad de aptitudes, capacidades y experiencias diferentes. Eso supone disponer de distintos puntos de vista que terminan por dar un empaque importante a las formas de gestión a desarrollar.

Esa diversidad supone también potenciar la colaboración y la vinculación con terceros. El concepto de innovación abierta permite trabajar con soluciones externas y fomentar la agilidad y la adaptación a los cambios. Conocer de fuera las tecnologías necesarias que nacen de ecosistemas exteriores refuerza aún más esa capacitación ampliada.

Finalmente, desde el punto de vista de la dirección, la ética es parte también de lo necesario a considerar ante los avances tecnológicos. Nos hemos referido ya muchas veces a ese ámbito en este Boletín. Vale la pena recordarlo y mantener ese punto de vista abierto: la tecnología, y más la inteligencia artificial ahora, obliga a tener en cuenta siempre las consideraciones éticas para la protección de las personas de los equipos y los consumidores.

Porque, con esos avances tecnológicos, también ha aparecido el cambio en el consumo. El concepto de consumo consciente está ya implantado entre las nuevas generaciones y, también, en las tradicionales. Los equipos directivos deben gestionar esa nueva realidad.

Ese consumo implica tomar decisiones muy pensadas sobre qué, por qué y cómo consumimos los productos según su impacto en nuestra vida y en la sociedad en general.

Ese consumo es mucho menos compulsivo, porque antepone la necesidad al deseo. Evalúa, evidentemente, el impacto ambiental. También aplica un balance entre lo digital y lo analógico. Y, dentro de lo digital, considera importante también lo próximo como algo más tangible y más acorde con la sostenibilidad ambiental.

De este modo, la gestión ante los avances tecnológicos debe estar mucho más atenta a lo que aboga el consumidor consciente. Es importante ese punto de vista porque, si solamente se pone en el centro los procesos y el producto resultante de la tecnología, se pone en peligro la demanda. El consumidor, como siempre, en el centro.