La confianza y respeto hacia las personas que lideran los equipos se gana con crear credibilidad. A su vez, el nuevo contexto de transformación que vivimos empuja hacia liderazgos innovadores que pueden chocar con esa credibilidad.
El punto de partida de la credibilidad pasa por una serie de aspectos que deben ser iguales en cualquier tipología de liderazgo, desde la clásica hasta la innovadora. Así, el primer elemento a comentar es el de la coherencia. Un líder debe ser coherente en lo que hace en base a lo que dice. La orientación a resultados debe incorporar el cumplimiento de los compromisos expresados.
La credibilidad se mantiene también cuando el líder es capaz de entender las novedades que aparecen en su campo. Esta actualización constante le sirve para poder otorgar capacidades a miembros del equipo que saben cosas nuevas, sin desconocer sobre eso que saben. La comunicación y la transparencia también trabajan para ser creíble. De hecho, es la base para que haya reciprocidad en los equipos.
Otros aspectos que potencian la credibilidad de las personas que lideran son la empatía, la interacción y la generación de red en los equipos y de los equipos hacia fuera. Esos tres elementos tienen que ver con el emocional. Un equipo en el que el líder le facilita el estar emocionalmente motivado y abierto
En este contexto aparece el liderazgo innovador que, a su vez, debe ser creíble ante los equipos. Ese líder innovador lo que hace es crear un entorno para potenciar la creatividad, la innovación y la búsqueda de oportunidades para mejorar los resultados del equipo y de la organización. Simplemente por este hecho, potencia aspectos a su vez novedosos.
Tiene una visión estratégica. Valora el que haya personas con mejores capacidades que las suyas, porque le interesa la diversidad y la posibilidad de abordar nuevos elementos de mejora. Es flexible y asume el riesgo. Se adapta a lo que viene de fuera. Da mucha libertad de acción a los equipos. El líder innovador predica con el ejemplo, y le gusta el trabajo en equipo.
Este liderazgo innovador puede potenciar aún más la credibilidad en los equipos. Es cierto que hay un punto crítico a tener en cuenta. Al disponer de una visión muy disruptiva, las propuestas de acción son más arriesgadas. Ello puede hacer que los resultados no sean positivos siempre. Puede ocurrir que haya más fracasos de lo normal. Pero, el actuar como cohesionador del propio equipo, en el que todos ganan y todos pierden -el líder innovador nunca deja al equipo de lado- crece la credibilidad hacia ese liderazgo.
También un líder innovador es creíble porque se ocupa de los problemas en lugar de preocuparse por ellos. Al actuar con el método de prueba-error, el líder innovador siempre quiere resolver el problema en el momento en el que se detecta.
También apunta hacia la mejora continua, con lo que siempre está a la última y puede responder ante cambios bruscos del entorno que pongan en entredicho el trabajo que se realiza.
Finalmente, es importante considerar que la credibilidad también aparece en los liderazgos menos innovadores por las circunstancias y el contexto de la empresa. Una persona íntegra, competente, y con el resto de los atributos que indicábamos al principio, sin ser innovadora puede ganarse perfectamente la credibilidad de su equipo.