La confianza, la visión y la transparencia en la comunicación son tres ámbitos en los que pueden existir brechas entre dirección y equipos. Mantener la colaboración entre ambos grupos es básico para conseguir superar dichas brechas.
En el dinámico panorama laboral actual, la colaboración entre directivos y empleados es crucial para el éxito de la organización. Sin embargo, a menudo hay tres brechas clave que dificultan esta colaboración: la brecha de comunicación, la brecha de confianza y la brecha de visión. Colmar estas lagunas es esencial para crear un entorno de trabajo armonioso y productivo.
Para una buena relación laboral es básico la confianza. La falta de conexión puede ser un lastre para el avance del trabajo. Generar confianza desde el liderazgo debe hacerse de forma proactiva y con transparencia.
Ello pasa por compartir la toma de decisiones, activar la autocrítica desde arriba y reconocer las contribuciones del mismo equipo. Ello facilita el empoderamiento en los empleados. Se potencia sus capacidades y habilidades para aportar conocimiento positivo.
Los mismos empleados también deben ser la fuente de la confianza mutua. Al asumir sus responsabilidades potencian la credibilidad hacia la dirección. Ello hace que se inicie un ciclo de reciprocidad que termina en ser un elemento de valor para la empresa.
Porque, a fin de cuentas, cualquier actitud de favoritismo percibido por el equipo rompe con el flujo positivo establecido. El incumplimiento de promesas , en doble sentido, es otra razón por la que se quiebran los fundamentos que se han trabajado como equipo.
El ámbito de la transparencia se añade al de la confianza para mantener una buena colaboración entre la dirección y los equipos. Una comunicación eficaz es uno de los ‘drivers’ para el éxito con los equipos. Precisamente, el ser eficaz implica que los líderes aterricen su visión. Cuando están centrados en la estrategia de alto nivel es fácil que olviden la necesidad de conectar con temas más próximos a los empleados.
La cultura de la generación de propuestas compartidas para su desarrollo en el equipo es un paso necesario para aterrizar ese flujo de comunicación. Lo mismo ocurre con un seguimiento periódico de los trabajos realizados. Siempre con visiones constructivas y comprensibles por ambas partes.
Finalmente está el ámbito de una visión alineada entre dirección y equipo. La falta de sintonía puede reducir la motivación de los empleados, con los efectos negativos que ello puede incidir en los resultados.
Por lo tanto, es importante que desde la dirección se defina una visión clara que convenza a los empleados. Dicha definición puede hacerse de forma participativa, con la última toma de decisión desde la dirección.
Los equipos optimizados, pues, necesitan como base la integración de la colaboración entre la dirección y las personas que implementan, a su vez que participan en la definición y desarrollo de los objetivos.