Este nuevo macrosector forma parte del modelo de desarrollo económico y social actual, en el que, sin renunciar al progreso, trabajamos para garantizar la sostenibilidad futura de nuestro planeta.
La movilidad del futuro ya está entre nosotros. Como ciudadanos, somos más conscientes de nuestro impacto en el medioambiente, porque somos mucho más sensibles a todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad. Pero al mismo tiempo no queremos perder la autonomía y capacidad de elección que hemos ganado en el último siglo gracias al avance exponencial de la tecnología.
En este sentido, y como se recoge en el nuevo Cuaderno de CEDE «Directivo y movilidad, relevantes en la ecuación de las organizaciones exitosas», el nuevo paradigma de la movilidad se puede definir atendiendo a los conceptos de sostenibilidad, centrada en el vehículo con energías alternativas y renovables; la conectividad, basada en todas las posibilidades que nos abre el 5G y la inteligencia artificial; y la demanda, desde una perspectiva de consumo responsable y colaborativo.
Estos diferentes enfoques para abordar la movilidad abren la puerta a nuevas oportunidades de negocio. Empresas y directivos debemos adoptar decisiones ágiles para generar nuevos negocios situando al cliente en el centro, apostando decididamente por la innovación y con una mentalidad más colaborativa entre distintos sectores.
Es necesario avanzar en el desarrollo de vehículos que tiendan a las emisiones cero, movidos por la electricidad o por combustibles renovables, pues los combustibles fósiles irán evolucionando hacia un segundo plano en el marco de descarbonización de la energía con el objetivo de atender los compromisos de convenciones como el Acuerdo de París o el Pacto Verde Europeo. Por ello, desde el ámbito de la energía, se debe seguir trabajando en la digitalización de las redes para incorporar la nueva demanda procedente de los vehículos eléctricos y desarrollando nuevos vectores energéticos, como el hidrógeno.
Tenemos que seguir promoviendo modelos de transporte más sostenibles, como las plataformas de uso compartido de coches, motos, bicicletas y hasta patinetes eléctricos, que ya estamos utilizando en la actualidad. Las nuevas generaciones demandan y valoran el servicio de movilidad por encima del producto.
La irrupción de la tecnología 5G y el desarrollo de la inteligencia artificial aportarán nuevos modelos de conectividad entre vehículos, entre personas y vehículos y entre vehículos e infraestructuras, revolucionando por completo el transporte personal y de mercancías. La digitalización de la movilidad será un elemento clave en el desarrollo de las smart cities, y nos ayudará a mejorar la eficiencia energética en el transporte, la fluidez del tráfico o el índice de accidentabilidad.
Son solo algunos ejemplos de nuevos modelos de negocio que aúnan las nuevas tendencias sociales con los avances tecnológicos, en un ecosistema complejo con nuevas y grandes oportunidades, que requieren a su vez de estrategias y decisiones de inversión acertadas.
En este contexto, se hace imprescindible contar con la colaboración público-privada. No podremos disponer de una movilidad sostenible, conectada y compartida sin una planificación adecuada, y en este punto las políticas de movilidad van a jugar un papel crucial y vamos a requerir del liderazgo de las Administraciones.
En cualquier caso, es necesario afrontar el nuevo ecosistema de la movilidad con una visión 360º para identificar oportunidades, nuevos socios, y negocios rentables y sostenibles.
Por ello, debemos poner en cuestión las formas tradicionales de pensar, desarrollar y gestionar la movilidad. Las nuevas reglas del juego nos obligan a tomar decisiones desde diferentes perspectivas.
El documento de CEDE es un profundo ejercicio de reflexión transversal sobre la movilidad para que, como directivos, dispongamos de más herramientas para aflorar las ventajas competitivas de nuestras empresas creando valor, poniendo al cliente en el centro y promoviendo la sostenibilidad ambiental.
Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy