“En primer lugar, diligencia para realizar un análisis bien informado y riguroso del entorno.
En segundo lugar, agilidad para actualizar y llevar a cabo los planes estratégicos basados en la nueva realidad. En tercer lugar, una gran determinación para convertir las líneas estratégicas en planes de acción. En cuarto lugar, seguir demostrando que resistimos ante esta realidad tan compleja y finalmente mantener el compromiso fiel con la misión y los valores de cada una de las empresas, en especial la responsabilidad social”.
“En todos los grandes directivos y emprendedores que he conocido –añadió Fainé- he visto combinadas dos cualidades complementarias. Por un lado, determinación y resolución para actuar en el momento adecuado y en segundo lugar la sagacidad, cautela y clarividencia para tener en la cabeza en todo momento un plan con los pasos que vendrán posteriormente”.