España es una historia de éxito en el sector turístico en el mundo: el número de visitantes continúa creciendo año tras año, y eso se debe a que, desde el punto de vista turístico, reúne la mejor relación calidad-precio. Pero, a pesar de que para este 2007 se prevé que se superen los 60 millones de turistas extranjeros, en nuestro país existe un estancamiento de los ingresos reales por turismo, debido, en parte, al crecimiento del turismo “low-cost”. Barceló afirmó que este estancamiento se produce de forma desigual en todo el país: mientras que en Baleares, Canarias, y el turismo de sol y playa desciende, el turismo cultural del interior aumenta. Pero para recuperar estos ingresos, España debe basar su oferta hotelera en la calidad y no en los costes.
Sobreoferta hotelera
Asimismo, Barceló destacó que sólo el 65% de los hoteles españoles se mantienen abiertos todo el año y considera que existe una sobreoferta hotelera. En este sentido, el copresidente de Barceló Corporación Empresarial dijo que “en España no hemos conocido bien la demanda, no la hemos creado, sólo la hemos atendido”, y remarcó que si todo el mundo encuentra sitio en julio y en agosto, no vendrán el resto del año. La solución a este “problema”, según Barceló, es la reconversión de esta oferta hacia una oferta de mayor calidad, con hoteles de mayor categoría y con cada vez más productos y servicios complementarios.
Precisamente la calidad fue uno de los conceptos que más nombró Barceló tanto en su conferencia como en el posterior coloquio. Así, destacó que es necesario hacer un esfuerzo de actualización y mejora, y que la apuesta por la calidad es la única fórmula para “sobrevivir” en un sector que no es tan rentable como hace unos años, y dónde los pequeños hoteles deben hacerse un lugar centrándose en la personalización de la oferta.
Internacionalización del “sol y playa”
En relación a la internacionalización del sector hotelero español, Barceló destacó que en los años 80 se empezó a invertir en el extranjero, básicamente en turismo vacacional. El “sol y playa” del Caribe, con la temporada alta en invierno, se convirtió en la opción más competitiva, ya que ofrecía mayores y mejores ingresos y rentabilidad. Y a diferencia de España, el “sol y playa” se podía vender todo el año. Barceló recordó que la actividad hotelera en los países del Caribe era prácticamente inexistente, y que esto propició el hecho de poder desarrollar productos extensivos, de poca altura y respetuosos con el medio ambiente. En ese entorno, además, resultó fácil poner al alcance de los clientes el contacto con la naturaleza. Todo esto, así como los conocidos “todo incluido”, ha repercutido en la satisfacción de los clientes, que ya no sólo son europeos, sino cada vez más estadounidenses y canadienses.
El copresidente de Barceló Corporación Empresarial también destacó la importancia que las empresas españolas se hayan convertido, en estos últimos años, en las elegidas para gestionar hoteles por cuenta de inversores institucionales. En este sentido remarcó que las inversiones españolas en el Caribe están ganándoles la batalla a los competidores americanos. Así, hizo hincapié en que las grandes organizaciones hoteleras del mundo (como Sheraton, Hilton, Marriott, InterContintental) no han sabido o no han podido participar en el gran segmento del “todo incluido” en el sector turístico internacional, un segmento en el que las empresas españolas tienen mayor peso.
Presencia en Estados Unidos
Simón Pedro Barceló mencionó al final de su conferencia que la empresa que copreside es la cadena hotelera española con mayor presencia en Estados Unidos con 48 hoteles, la mayoría de ellos, de momento, a través de franquicias norteamericanas. Pero cada vez, dijo, “estamos más cerca de tener un tamaño suficiente para podernos plantear introducir nuestra propia marca en los EEUU”. Barceló sentenció que, seguramente, Estados Unidos y Asia son los grandes retos para el sector turístico y hotelero español.
En relación a los nuevos destinos, el copresidente de Barceló Corporación Empresarial afirmó que es muy fácil crear un nuevo destino turístico, pero lo complicado está en convertirlo en un destino que los turistas tengan ganas de repetir, para que dentro de 50 años siga creciendo y siendo rentable.